Construyendo con la mira al cielo: un pueblo sin terrenos

Las áreas urbanas verticales son una alternativa para agrupar a las comunidades de alta densidad poblacional que habitan en un espacio geográfico reducido. Nuestro pequeño pueblo – aún semi urbano -, a medida que prosiga con el demoledor ritmo de tala y poda de árboles, y por consiguiente la construcción completa en terrenos escasamente disponibles, incorporará caseríos y aldeas vecinas, convirtiéndose así en un municipio sellado por el concreto y sin posibilidad de extenderse.

La verticalización consiste en la construcción de edificios de varios pisos. A menudo, se produce la demolición de casas inferiores, en otros, los edificios aprovechan terrenos baldíos dentro del casco urbano. Teóricamente, los edificios pueden multiplicar el número de personas que viven en la parte superior del mismo terreno. El crecimiento “hacia adentro” se produce en terrenos baldíos que ya se encuentran en el perímetro urbano. Hay casos en los que estos terrenos están verticalizados, pero esto no es una regla. Este proceso suele ser visto favorablemente por los urbanistas, porque ocupa regiones de la ciudad que ya cuentan con infraestructura, como asfalto, electricidad y alcantarillado. No obstante, el crecimiento urbano tiende a verse más como un problema que como una oportunidad. Nuestra incapacidad para prever y preparar un camino para la expansión urbana empuja a los pueblos pequeños hacia el mercado informal y que avanza en áreas de preservación ambiental.

Podemos inferir que existe una fuerte tendencia hacia la expansión horizontal en todas las regiones del mundo. En nuestro caso, rodeados de montañas y agua, con el agregado de una planificación urbanística fuera de la realidad, en pocos años la tendencia hacia la verticalización será mucho mayor y se concentrará en lo habitacional.

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