Casi imperceptible : de rural a urbana

Hace 25 años nuestro querido pueblo era considerado en estadísticas de turismo como comunidad rural con áreas semi urbanas. Ahora, el urbanismo destructor, destronó los paisajes de cultivos con cebollas y maíz, remplazándolos con asfalto, tráfico y todo tipo de contaminación. El pueblo cambió el transporte en bicicleta por la motocicleta y cuatrimoto, además del vehículo triciclo motorizado (tuc tuc). De acuerdo a una de las tres distribuidoras de motos instalada aqui desde hace una década, vende un promedio de 75 unidades por mes.

La juventud local de hace 25 años, así como los adultos de esa época – nos referimos a las personas comunes y psicológicamente normales -, se enfrentan hoy a una abrupta colisión con el futuro.  Una condición de malestar, una sensación de estrés y desorientación que afecta a los individuos en una comunidad destinada a cambiar cada vez más rápido. 

Nuestra generación anterior conoció un mundo eminentemente rural, del ser humano ligado a la tierra que nació y murió en su comunidad. La generación que hoy tiene un promedio de 20 años de edad -, o por nacer – reciben un mundo que ya está urbanizado, hiperconectado y marcado por una movilidad extrema entre ciudades y países. Sin duda, las autoridades, tienen la responsabilidad de observar este fenómeno urbano que cambia la faz de nuestra región. De lo contrario, el fenómeno urbano traerá consigo la falta de saneamiento, movilidad desorganizada y violencia. Consecuencias de sucesivas autoridades que no tuvieron en agenda el prever y preparar un camino para la expansión urbana ordenada. 

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